Decía uno de esos tantos sabios anónimos que ha dado la
humanidad a lo largo de su historia que “somos lo que comemos”, una frase tan "absurda" como utilizada, que aunque a priori pueda parecer una simple composición de palabras de
esas que se oyen en los pueblos más interiores de nuestra España profunda, es
una frase que a grandes rasgos puede presentar un dilema ético en el que hay
que adentrarse de manera exhaustiva para sacar conclusiones que, aunque
insignificantes para la gran mayoría, nos pueden ayudar a comprender mejor todo
este tinglado que han montado “los de arriba” y del que todos formamos parte.
Para ello, vamos a analizar y comparar la frase en dos
marcos muy distintos (quizás no tanto), quizás los dos grandes problemas, y
distracciones, que tiene España ahora mismo, la política y el fútbol. Que dos
palabras…
A nivel social, podemos enmarcar esta frase en ámbitos muy
distintos. España sufre uno de los momentos más amargos de su historia, quizás
no a nivel de pobreza ni hambre, porque España ha sido muy muy pobre y ha
pasado muchísimo hambre a lo largo de su vida, no en este aspecto. Pero si
uno de los momentos más amargos a nivel comunitario. Las noticias que cada día
encumbran las portadas de los medios no son nada halagüeñas para esa gran masa
social que mira impasiva desde la pequeña pantalla como esos gobernantes que
prometían cambios y ayudas siguen sin cambiar y ayudar en nada. Pero lo peor de
todo es que seguimos engañándonos pensando en que la cosa va a cambiar, en que
desde nuestro sofá se oirán los gritos de rabia o que desde nuestro ordenador
se leerán nuestros mensajes revolucionarios. Mentiras que nos creemos, mensajes
en blanco que nos cuelan con palabras retorcidas, actos patéticos que tomamos ya como algo normal. Nos quejamos muchísimo, eso si, en eso no nos gana nadie, pero
lo hacemos de la manera menos efectiva posible. No nos olvidemos, somos lo que
comemos, y esto nos lo estamos comiendo con papas todos los días, lo estamos
devorando.
Lo peor de todo, es que los que tienen que sacar esto
adelante, los jóvenes -la llamada generación más preparada de toda la historia-,
ya se han cansado de esperar su turno, cansados de ver como el inepto enchufado
anclado toda su vida a la misma silla le impide seguir adelante en su
formación, y ellos, sabedores de su valía, no han tenido más remedio que
buscarse las habichuelas en otro sitio, lo que se ha denominado comúnmente como
“Fuga de Cerebros”, algo que “los de arriba” se han encargado de tapar con una
expresión que no ha engañado a nadie, la famosa “movilidad exterior”. Manda
huevos.
Pero ojo, que antes hablábamos de dos marcos que analizar, y
aunque posiblemente ya os hayáis cansado de esta lectura, aún nos queda el
segundo, el que nos interesa, el fútbol. Y aunque podríamos extendernos con
palabras bonitas y relatos que de sobra conocemos, lo cierto es que todo esto
es más de lo mismo. Cambiamos de marco cultural, pero seguimos con las mismas
incongruencias de siempre. “Los de arriba” lo vuelven a manejar todo, hacen y
deshacen a su antojo, mientras los demás luchan por sobrevivir en una liga que
cada vez tiene menos interés para el público exterior. Unos ofertan 100
millones de euros por simple capricho, otros tienen que vérselas negras para
contratar a alguien libre y que se ajuste no solo a los parámetros deportivos
del equipo, si no también a los económicos. Además, por si fuera poco, ven como
sus mejores jugadores se van del equipo año tras año sin poder hacer nada para
retenerlos, por lo que otra vez, toca reinventarse en verano, sin medios para
hacerlo efectivamente y en una lucha a contrarreloj contra los demás equipos.
Llevamos varias temporadas viendo como nuestros mejores
jugadores prefieren partir hacia ligas más competitivas y seguras económicamente,
como lo puedan ser la Premier, la Bundesliga o el Calcio. Incluso Francia nos
ha sobrepasado ya sin apenas tiempo para darnos cuenta. Porque si, porque
mientras en España los dos mismos clubes sean los que aspiren siempre a todos
los títulos, una liga en la que haya más de tres candidatos nos parece una
auténtica gozada. Mientras tanto, aquí nos seguiremos conformando con ver esa
lucha que mantienen temporada tras temporada los 18 equipos restantes de
nuestra liga. Bueno, eso si no desaparece ninguno, algo que ha podido pasar
tres veces en menos de dos días, pero eso ya es otra historia…
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